9.1.12

Me deslicé entre los crujidos que emite un corazón cuando se parte. Hacía tiempo que el alma me gritaba que estaba exhausta de tantas despedidas; pero dime, cómo responden mis ojos a los tuyos cuando estos se escabullen en busca de los restos del amor que nos teníamos. O cuando tu sonrisa se torcía anhelando un te quiero desgastado.
    Me escabullí entre los pedazos cristalinos de las lágrimas que eclosionan contra el suelo. Rehuí de miradas cansadas y explicaciones insípidas. Fui tan fría, que llegué a quemar. Y dejé que las palabras salieran a borbotones de tu boca, dejé que las heridas se abrieran y nos retorciéramos del dolor; para que hurgáramos en ellas antes de dejarlas cicatrizar al sol. Permití que me gritaras durante toda la noche, que arañaras las paredes y mutilaras los recuerdos.

Y entonces frenaste en seco, 
y creo que fue ahí cuando entendiste que ya no podías quererme, 
de ninguna de las maneras.

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