Recuerdo cuando aquella noche,
en tú cama, los dos.
Te miraba y tus ojos empezaban a ponerse llorosos.
Y a mi me daban ganas de volverte a hacer el amor una y otra vez,
te besaba,
acariciaba tu piel y volvía a preguntarme:
qué hacía alguien como tú queriendome de esa forma tan dulce.
Acabábamos agotados, con tu brazo rodeando mi espalda,
mi nariz pegada a la tuya, confundiendo mis latidos con los tuyos,
y así
como si todo a tu lado
hasta la nada, tuviese significado.
1 comentario:
De la música de dos
a la danza sudorosa
amorosa que hace de
esos dos un solo cuerpo.
Al instante indescriptible
en que con esos ingredientes
la inspiración hace poesía
¡Que maravilla!
Besos Ivi
Y gracias por compartir.
Luis
Publicar un comentario