Ahora que los dos podemos ser felices—cada uno en su lugar—te re-visito de cuando en cuando en mi mente. Mi imaginación te construye, pero yo no pongo los diálogos. Te conozco tan bien que sé qué me contestarías, con qué gestos; y no necesito inventar las respuestas: por lo que digo yo sé lo que dirías tú.
Y así no te hago desplazarte, ni tienes que venir hasta mí si no quieres.
Pero yo puedo verte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario