Simplemente hice girar el picaporte y pude presenciar una y otra vez la misma escena repetida eternamente: alguien parado frente a la habitación vacía, frente a esas blancas paredes, a ese terciopelo borgoña. Luego los pasos involuntarios, la mirada perdida, el vértigo casi instantáneo de lo irreversible; de la certeza de que sólo hay una cosa que quieres hacer: regresar.
6 comentarios:
BUENO Y CORTO
La cotidianidad por sencilla y simple que sea siempre es vida. Alcanza a pasar
Yo no quiero regresar, quiero tomar el picaporte del lado de afuera.
Sin aliento.....obra que mete miedo, filosa y concisa.
Tienes razón definitivamente es eso lo que se debe sentir con la muerte me ha encantado una vez mas
Un beso y un abrazo para ti, guapa!
me gusto mucho
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