2.10.11

Ningún ser humano se negaría a esta felicidad. De hecho, no es cuestión de decisiones; el corazón se abre automáticamente a ello: sin deliberar ni pararse un segundo. Como una reacción química o una necesidad metafísica. Una respuesta directa de la propia naturaleza. 

Se reconoce lo que siempre se ha buscado y se cae en ello directamente. No se trata de una imposición, la voluntad asiente por entero, pero de manera espontánea, sin tener que pasar por un discurso argumentativo
No hay división de momentos, sucede en el mismo instante. En el mismo acto.

No decidí quererte, sólo me di cuenta de que te quería. Lo supe directamente, si tener que pensarlo o razonarlo.

No hay comentarios: